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  • Writer's pictureSofi

Me muevo porque quiero no porque debo

Movimiento. Si hay una palabra para resumir mi infancia y adolescencia sería esa, movimiento, no solo porque bailo desde que tengo memoria sino por el ajetreo que caracterizó a esos años.


Mis padres son médicos así que dentro de ese ajetreo estaba también las pasadas de visitas de mi papá antes de irnos a algún paseo, las llamadas de emergencia que recibía mi mamá de algún familiar, y el corre corre a última hora para comprar cosas de la escuela porque mis papás no tenían tiempo durante la mañana/tarde.


Con el tiempo y las responsabilidades de adulto, dejé de moverme como quisiera, al menos artística y recreativamente. Y esto me pesó en todo sentido, pero hoy vamos a centrarnos en el aspecto físico.


Me di cuenta que no era flaca solo porque si, y que en parte se debía al movimiento que había permeado mi vida. Subí quince libras que ahora agradezco pues fue por ellas que dejé los refrescos y descubrí que hay otras formas de moverse: caminando, saltando, limpiando… pero no puedo negar que descubrir esas formas diferentes hizo que el movimiento se convirtiera en una obligación. Algo que tenía que hacer si quería mantenerme “en forma”.


Ustedes saben la relación complicada que he tenido con mi cuerpo, y sino la pueden curiosear aquí.


He estado en el punto en que me movía el doble para compensar los pedazos de pastel que me había comido en el cumpleaños de la tía el día anterior. O si me quería dar un descanso, el día siguiente me esperaban treinta minutos más de ejercicio como "castigo." Y así muchas otras situaciones que ustedes se podrán imaginar.


En el intento de velar por mi salud física estaba descuidando mi salud mental.

Me tomó muchos años y trabajo interno tomar consciencia de la funcionalidad de mi cuerpo, descubrir que el hecho de que mi cuerpo pueda moverse es un regalo, un privilegio que hay que celebrar; que es el lugar donde voy a habitar toda mi vida y que así como arreglo y cuido mi casa, ¿por qué no hacerlo con mi cuerpo? Si al final es el que me lleva y acompaña a todos lados.


No sé qué relación tengas tú con el movimiento, con tu cuerpo o con el ejercicio. Pero está claro que como seres humanos estamos diseñados para movernos. O cuéntenme, ¿dónde encontramos sillas o camas en la naturaleza? Son invento nuestro.


Así que movámonos, como sea, solo porque podemos. Festejemos nuestra vida, nuestra salud, nuestra fisiología, nuestro poder como seres vivos. Todo será más ameno si nos movemos haciendo lo que nos gusta. No solo porque la gente corre hay que correr. Yo odio correr, por cierto. Si no lo has encontrado, sigue buscando, estoy segura que hay un tipo de movimiento esperando a ser descubierto y dominado por ti.



 

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