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Writer's pictureSofi

Las peculiaridades de mi cuerpo

Mi cuerpo y yo tenemos una historia bastante especial. Todo comenzó un jueves, 3 de junio, al nacer con una displasia de cadera. Gracias a Dios fue detectada en ese momento y en unos meses, con ayuda de los médicos y un aparato ortopédico, me había curado.


Más adelante, con mayor consciencia de mi cuerpo, me di cuenta que tenía un “hoyito” en el pecho y una costilla “más salida” que otra. Yo notaba que ni mis compañeras ni mis primas tenían estas particularidades y como cualquier adolescente que busca encajar y se preocupa mucho por las opiniones de los demás, sentía mucha vergüenza por mi cuerpo. Y así pasaron los años…escogiendo cuidadosamente los trajes de baño, bras, camisas, vestidos, escotes, que me lo disimularan. Poco a poco, la pena, la vergüenza, y la falta de comprensión, me hacían retraerme aún más, y sin saberlo, mi hoyito se percibía más grande de lo que en realidad es y todo por mi postura y actitud.


Años más tarde, bajo un diagnóstico de escoliosis, conocí que mi espalda tiene forma de S. Puchica, ¡otra cosa a la lista! Para ninguna de estas peculiaridades hay una explicación, algo que me hacía sentir aún peor. Los que me conocen saben que soy una persona sumamente racional y que si algo me desestabiliza es no saber el porqué de las cosas.


Que les puedo decir...nací con una displasia de cadera, un pectus excavatum, y desarrollé durante la adolescencia una escoliosis idiopática…sin explicaciones, solo por qué sí.


No puedo realmente determinar con precisión el momento donde la relación con mi cuerpo empezó a cambiar. Bien dicen que la información es poder. Llegué a entender que aun en los cuerpos normales hay diferencias y que no hay cuerpo perfecto y aunque lo hubiese quien decide si es perfecto o no es uno mismo. Voltee a ver a mi cuerpo objetivamente y decidí apreciarlo por su función más que por su apariencia. Aprendí a amar mi S, a agradecerle por su extenuante y constante esfuerzo por sostenerme a pesar de todo lo que tiene en su contra y a aceptar que quizás el precio es tener la costilla un poquito más salida…es un precio tolerable ¿no? y sobretodo aprendí a amar y abrazar mi famoso hoyito, ahora hasta lo uso a veces para sostener mi taza de té mientras veo tele.


Actualmente cuando me miro al espejo, realmente aprecio lo que veo y ya no lo cuestiono, ya no le quiero cambiar nada, ya no busco esconderlo, y ya me visto según mis verdaderos gustos y no lo que se me vea mejor. Ya me paro más recta pues aprendí que la confianza lo es todo y que como yo me perciba da la pauta para como los demás me perciben. Claro, esto no sucedió de la noche a la mañana…fueron años de mucho trabajo interior.


A pesar de estas peculiaridades, mi cuerpo funciona de la mejor manera. Nunca he requerido una cirugía, nunca he sentido dolores o malestares a pesar de que muchos de mis órganos se encuentran comprimidos, es más, he descubierto que mi cuerpo es capaz de hacer posturas y movimientos inimaginables. ¡Pueden creerlo! Son estas peculiaridades las que me hacen Sofi. Literal, no hay otro cuerpo como el mío.

 

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