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Writer's pictureSofi

Ya no

Hoy decido no correr, no anticiparme, no preocuparme. Hoy decido tomarme la vida más despacio. Una cosa a la vez. A veces me encuentro procrastinando y lo cuestiono pues hay tanto que hacer.


Se nos ha vendido la idea de que todo es posible, que podemos lograr grandes cosas, que tenemos que hacer más y más en menos tiempo. Esto nos ha mal acostumbrado a querer todo de forma inmediata. Nos ha hecho altamente impacientes y hasta cierto punto, caprichosos. Si las cosas no son como queremos o en el momento que las queremos ya no nos interesa. De hecho, puede que el famoso procrastinar venga de querer escapar esa necesidad de ocuparnos. Paradójico… ¿no es cierto?


Es momento de volver a los viejos tiempos. Esos tiempos donde, aunque las telecomunicaciones no eran tan avanzadas, realmente existía la comunicación a través de conversaciones profundas; donde no se sentía la urgencia de estar disponibles o "conectados" todo el tiempo, donde cada cosa merecía su tiempo y momento, donde se esperaba, donde realmente se vivía.


Regresando a mi reflexión inicial…

Ya no como utilizando el teléfono, al recibir una llamada dejo de hacer lo que estaba haciendo para atenderla con todas mis capacidades, ya no lavo la ducha mientras me baño, ya no trabajo mientras veo una serie, ya no. Si, el tiempo rinde menos y algunos podrían decir que soy menos productiva pues hago menos cosas al día, pero sirve poco hacer muchas cosas si están a medias y peor aún si me agobio por querer hacer todo al mismo tiempo.


Enfoquémonos en calidad y no cantidad, no tanto en lograr mucho sino en hacer las cosas bien. Diferenciemos lo urgente de lo importante. Dediquemos el tiempo y atención que merece cada actividad. Descubriremos que es un estilo de vida más ligero, más consciente, y más satisfactorio.

 

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