La gente suele ser buena. Llámenme ingenua o algo pero yo si creo que en general, hay más gente buena que mala. Puede que me equivoque pero decido creerlo ya que de alguna manera, pensar así, me ayuda a ser mejor persona...me ayuda a amar a los demás desde la libertad, sin apegos, sin expectativas, sin ilusiones.
Algunas veces tendemos a emitir juicios rápidos sobre la gente, esto es natural. Nuestra mente necesita crear estos atajos para no saturarse y creo que aquí es donde entra la importancia de desarrollar un sentido de consciencia, pues la gente, todos nosotros, nos merecemos el beneficio de la duda.
Cuan diferente seria todo si cada vez que hablamos de la gente recordáramos que nosotros estamos incluidos en ese entramado. Nos voltearíamos hacia nosotros mismos, descubriendo que eso que nos molesta en la gente puede ser reflejo de algo que nos molesta de nosotros y que por más que nos quejemos de la gente, la gente será gente. El único cambio bajo nuestro control es el de nosotros mismos y en la medida nos vamos examinando y dándonos cuenta de todas esas áreas que tenemos que mejorar nos volvemos más compasivos, más empáticos y más tolerantes con la gente.
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