Desde niña fui diferente. Nunca soñé con la boda, el vestido, quien sería el novio, y esas cosas. Es más, quise casarme hasta que me enamoré de quien ahora es mi esposo.
Los que me conocen saben que en estas cuestiones del amor suelo ser complicada. Quizás porque desde pequeña me enseñaron a no depender de nadie y a valerme por mi misma. Como resultado, teníamos a una Sofía sumamente independiente, segura, poco expresiva, y autónoma. Teníamos porque creo que ya no soy tan así...creo.
Estaba decidida a pasar soltera un buen tiempo, después de todo, recuerdan que nunca soñé con tener pareja y las experiencias que había tenido solo me habían mostrado que no era una decisión inteligente.
Aproximadamente tres meses después, conozco a quien ahora es mi esposo en una posición poco favorable para él y a pesar de que me gusta, mi cabeza me dice que no puedo confiar en él. Nos vamos conociendo más, la química es instantánea, y me empiezo a enamorar. Ya empiezo a pensarle, a estar pendiente de que hablemos, a querer buscarlo…en fin, ya empiezo a depender.
Ojo Sofía…. tu identidad está en peligro.
Al mismo tiempo, los comentarios de otra gente venían a reforzar esa posición poco favorable en la que él se encontraba y descubrí que la gente puede ser muy mal intencionada cuando se trata de relaciones. Hay que tener cuidado.
Un día lo llamé y le dije que necesitábamos hablar (yo tenía que aclarar que estaba sucediendo)
Ese día es conocido como Kappeh Day y siempre lo celebramos porque, sin saberlo en ese momento, establecimos las bases de nuestra relación.
Fui honesta con él y le pregunté cuáles eran sus intenciones conmigo, porque yo no podía confiar en él.
Para no hacerles muy larga la historia, cualquiera se hubiese olvidado de mí, "muy difícil esta chava", pero él no lo hizo. Decidió probarme que estaba equivocada. Me fue enamorando a través de acciones, sobrepasando mis expectativas.
A veces, no puedo creer el hombre increíble con el que estoy casada. No sé si es que yo fui afortunada o qué…lo que si tengo claro es que el amor SI existe pero para encontrarlo, debemos amarnos primero.
Debemos saber que es lo que queremos, que estamos dispuestos a tolerar y que no.
"Aceptamos el amor que creemos merecer..." El amor propio viene a ser esa medida estándar que nos permite valorar lo que estamos recibiendo.
Para todos aquellos que andan buscando ese amor que creen que merecen, no se rindan, créanme que SI existe y viene de donde menos lo esperamos…pero es necesario que nos trabajemos primero.
Perdamos el miedo a estar solos. Soltemos el rol de victimas e identifiquemos nuestros patrones. Una vez identificados, comprendámoslos. ¿Qué dicen de mi? ¿Será que hay algo que debo cambiar?
En mi caso, tuve que aprender a confiar, a abrirme a mi vulnerabilidad, y a modular ese sentido de autonomía e independencia, y es algo que indudablemente seguiré afinando toda mi vida.
Y si no lo encontramos, pues no pasa nada, nosotros ya somos suficientes.
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