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Mi esposo no me ayuda

Cuando me comprometí mi mamá me repetía: Sofía tenes que aprender a cocinar porque ya te va a tocar


y pues como ustedes ya saben que no me gusta cocinar para nada, constantemente me sentía frustrada ante ese tipo de comentarios.


Sin embargo, con el tiempo llegué a entender que ella lo decía por cuidarme; genuinamente estaba preocupada que su hija no supiera cocinar porque quizás eso la haría mala esposa.


Estamos acostumbrados a asignar automáticamente las tareas del hogar a la mujer y el trabajo al hombre.


Recuerdo que cuando mi abuela estaba en mi casa siempre me decía sírvale a Daniel y luego le notaba la cara de decepción cuando yo no le hacía caso y ella miraba a Daniel sirviéndose por su cuenta, o peor aun cuando notaba que era Daniel el que me estaba sirviendo a mí. Ya se imaginan.


Puedo orgullosamente decir que mi esposo lava los baños, lava los trastes (utensilios de cocina), aspira y trapea el piso, lava y cuelga la ropa, riega las plantas y sobre todo cocina, muchas veces más que yo, porque ¿adivinen qué? a él SI le gusta.


La primera vez que lavamos ropa, le envié una foto a su mamá y su respuesta fue: pobrecito mi hijo mientras que mi mamá estaba encantada porque las tareas del hogar no le iban a tocar solo a su hija.


Durante algunas salidas con mis amigas, ellas me preguntaban cómo era nuestra dinámica de casados y me decían lo afortunada que era porque mi esposo me ayuda.


Hoy quiero decir no, mi esposo no me ayuda porque si arregla la cama no la está arreglando solo para mí, él también duerme ahí.


Lavar el baño, los trastes, o la ducha no es una ayuda pues él también los utiliza.


Un hombre que hace las tareas del hogar no es ninguna ayuda especial o extraterrestre, es un hombre funcional, independiente, que genuinamente (si lo desea) puede tener una esposa, una verdadera compañera de equipo y no una empleada.


Así que si, mi esposo no me ayuda. Juntos, como equipo, mantenemos el hogar (en todo sentido).


Es muy lamentable ver hogares donde la esposa debe encargarse de TODO lo que concierne al hogar y a los hijos, y aun así ir a trabajar.


¿Cómo lo hacen? De verdad les pregunto porque yo no podría. Y después los esposos se quejan de que sus esposas pasan enojadas o frustradas, incluso sin ganas de tener relaciones sexuales, y como no…si están agotadas, drenadas de tanto dar y recibir poco.


Las tareas del hogar pueden ser un medio para acercarnos más como familia, para promover un mayor entendimiento y empatía hacia el otro, no tienen por qué volverse una carga.


Ya es tiempo de cambiar y despojarnos de estos roles que simplemente van creando resentimientos en la pareja y con los hijos, y fomentemos que en las familias todos seamos un equipo, un sistema interdependiente, donde hijos y padres cooperen en el hogar pues es su plato, es su comida, es su ropa, en fin…es su casa.

 

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