El otro día miraba y admiraba lo pelonas que se encuentran mis plantas por el invierno. Y me vi reflejada en ellas. Así me siento. Escasa. Drenada. Ahorrando y priorizando recursos para cumplir con lo importante, mi salud, mi seguridad, y mis relaciones cercanas.
Perdida.
Llevo ratos sintiéndome así. Sin rumbo. Solo reaccionando a lo que la vida decida tirarme.
Por qué me siento así. No debería sentirme así. Ya estoy cansada de sentirme así. Qué hago para dejar de sentirme así. Cuánto tiempo más me voy a sentir así.
Así más o menos se escucha el espiral por el que a veces se va mi mente.
Hoy tengo un día ocupado. Es de esos días que soy varias cosas y en el que perfectamente puedo encajonar lo que me sucede y seguir; pretendiendo que estoy bien y que nada pasa.
Pero como le digo a mis pacientes, esa es solo una solución temporal, que al final termina pasando una larga y pesada factura así que mejor opté por escribir estas lineas.
Las veces que he perdido la dirección, ha sido a través de la escritura que encuentro un poco de luz y sentido.
La mejor forma de sentir las emociones es dejarlas venir. Dejar de racionalizarlas. Dejar de encontrarles un por qué.
Así que mientras me salen las lagrimas y me sumerjo totalmente en lo que siento, hago el scan y admito que me siento abrumada. Me siento agobiada y pesada. Y que los por qués no importan ya que juzgarme por sentirme así no ayuda y solo lo hace peor.
Tengo razón de sentirme así.
Ha sido un inicio de año pesadísimo. Creo que el más pesado que puedo recordar. En todo los sentidos y todas las areas que ustedes se puedan imaginar.
Es más, cuando miro atrás y veo todo lo que hice y sucedió este enero me quiero abrazar porque a pesar de solo estar ‘reaccionando’ pude afrontar efectivamente cada una de las cosas que tenía que resolver en el día a día.
Y es que es en estos momentos donde se muestra la cosecha del trabajo que hemos hecho en nosotros mismos. Pensémoslo como estudiar para un examen importante.
Estos tiempos de prueba y dificultad constituyen el examen. Es aquí donde ponemos a prueba los nuevos recursos emocionales que hemos adquirido y se afinan los que ya tenemos disponible.
Febrero esta a la vuelta de la esquina y lo estoy esperando así como un niño espera la llegada de Santa Claus en Navidad; con la esperanza de que las cosas no necesariamente mejorarán, pero se estabilizarán.
Y cómo les conté antes, quiero centrarme, bueno más que quiero, necesito centrarme. Necesito volver a encontrarme. Y lo quiero hacer a través de la escritura.
Journaling challenge 2024, here we come. Estás más que invitado a hacerlo conmigo. Encontremos dirección juntos, de la mano, como comunidad.
Sentirme perdida es un regalo para volver a encontrarme.
Gracias por leerme y seguir aquí. Te abrazo.
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