Estos últimos días han sido de altos y bajos. Días buenos y días no tan buenos… no sé ustedes pero yo me he encontrado en ese sube y baja constantemente...
Pues resulta que llega el día ochenta y es mi cumpleaños...cumpleaños ya no en cuarentena sino en ochentena. Me llamó mucho la atención que la mayoría de los mensajes de felicitación incluían algo tipo: "espero que a pesar de las circunstancias podás disfrutarlo y pasarla bien." Ese día, no me pregunten como porque no puedo explicarlo, me levanté diferente; tranquila, en paz y dispuesta a disfrutar el día conmigo misma. Mi pensamiento fue: hoy es un día con Sofi...sin embargo no terminó siendo exactamente así, fue un día con mi familia y amigos, si, a pesar de la distancia.
Creo que el hecho de que estamos confinados y sabemos que no podemos compartir físicamente con otros, nos hace querer compensarlo. No se imaginan la cantidad de detalles, regalos, videollamadas, y visitas sorpresa (a 2 metros de distancia) que recibí. Es más, llegó un punto que pensé…creo que sale mejor cumplir años así. Fue un día inigualable...sin esperarlo, mi cumpleaños en ochentena terminó siendo uno de los mejores. Gracias familia y amigos, ya lo saben, pero soy bendecida de tenerlos en mi vida. Hasta cierto punto parecía como que todos se habían puesto de acuerdo para distraerme y hacerme olvidar aunque sea por un día la situación complicada en la que estamos. Bueno pues… ¡misión cumplida!
No obstante, ¿recuerdan los altos y bajos que les comenté al inicio? Bueno, el día después, 4 de junio, me cae el veinte y vivo mi día con Sofi. Tampoco les puedo explicar exactamente cómo me sentí. Estuve inquieta todo el día... era un miedo extraño. Ahora que lo pienso, ese día estaba viviendo una especie de luto por mi cumpleaños. Recordaba todas las muestras de cariño y pensaba como se esfumó ese sentimiento de normalidad, como no pude abrazar a ninguno de los que me vino a ver, y como tuve que desinfectar todo lo que me regalaron. Me invadieron los cuándos… cuándo podremos celebrar nuevamente, cuándo nos volveremos a abrazar...cuándo...cuándo. La incertidumbre puede llegar a ser insoportable pues no tenemos certeza de qué pasará, y Honduras no promete nada más que 7x4 es 14.
Ese día silencioso, decidí retomar el propósito que tenía para mi cumpleaños…estar conmigo misma y reencontrarme. No sé si alguien más está viviendo esta montaña rusa de emociones. Lo que me está funcionando a mí es validar y abrazar todo lo que siento...y encontrar paz en lo que Adriene Mischler dice constantemente: confía en que todo es como debería de ser.
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