El 27 de octubre se conmemora el día del médico en Honduras, sin embargo hay poco o nada que celebrar pues se trata de un gremio que está de luto, que llora a los aproximadamente cincuenta médicos fallecidos por la pandemia y que constantemente se preocupa por quien será el siguiente. Estoy segura que a todos los médicos les invaden estas inquietudes: cómo será si me contagio, será que así voy a morir, qué pasará con mi familias, entre otras…
“No somos héroes, somos víctimas de la corrupción y de la indiferencia” decía una de las pancartas que utilizaron los médicos en una de las muchas protestas que han hecho exigiendo sus derechos. Protestas que los han llevado a ser tildados de revoltosos y paranoicos por la clase política y social.
Yo no sé ustedes pero me parece una inmoralidad que los médicos no tengan las condiciones ni el equipo de protección adecuado para realizar sus funciones, especialmente en estos tiempos tan complicados. Es indignante ver al personal sanitario utilizando mascarillas que parece que están hechas de papel toalla o utilizando bolsas de basura para cubrirse los zapatos porque no hay botas, cuando se han aprobado miles de millones para dizque suplir esas necesidades. Me pregunto si el señor que dice ser nuestro presidente o no nos vayamos tan lejos, la profesora, ministra de salud, se arriesgaría de esa forma a hacer su trabajo.
A diferencia de ellos y otros políticos que se esconden detrás de pantallas, los médicos están directamente peleando por nosotros en el campo de batalla; enfrentándose a una guerra donde cada día se presenta un nuevo desafío, sin poder realmente visualizar al enemigo y con armaduras y herramientas deplorables. No es justo. Simplemente no lo es. Y ¿saben que es lo peor? que dentro del mismo gremio médico existe egoísmo, ineficiencia, y avaricia. Directores y administradores de hospitales que fallan en proteger al personal a su cargo, que se dejan comprar por unos cuantos pesos. Repito, no es justo. Jugar con la salud de un pueblo es un crimen.
Es tiempo de reflexionar, de tocarnos el corazón, y de alzar la voz. Porfa, se los pedimos todos los que tenemos uno o más familiares médicos. Ellos no quieren aplausos, medallas, o vacaciones (aunque las tienen bien merecidas) ellos lo único que quieren es que se les brinde lo que necesitan para sentirse seguros mientras trabajan y sobre todo CONCIENCIA de parte de la población.
Los médicos, los verdaderos médicos, hacen su trabajo por amor, por servicio, en honor al juramento hipocrático, promesa que les impide abandonar sus labores aun cuando las condiciones de trabajo ponen en riesgo su vida y las de sus familias. Ellos no están cansados, están exhaustos física y emocionalmente, y en medio de la impotencia SI hay algo que podemos hacer en honor a ellos y sus familias, y es ser cautelosos y responsables en nuestro comportamiento. No vaya a ser que necesitemos atención médica y ya no haya quien la brinde y todo por nuestra insensatez, nuestra indiferencia, nuestra imprudencia y por la maldita corrupción que ha intoxicado este país.
Si te gustó este escrito y crees que puede interesarle a alguien, compártelo.
Comments