Hace unos días estábamos en el sofá con Daniel viendo Pinocchio, la nueva película de Guillermo del Toro que esta hermosa btw; si no la han visto corran a hacerlo.
Anyway, me quedé dormida por un rato y Daniel me acomodó para que pudiera continuar durmiendo. Quedarme dormida mientras veo una película no es algo usual en mí, pero supongo que era parte del esfuerzo que mi cuerpo estaba haciendo para combatir este bichito que otra vez me estaba visitando.
Al levantarme, Daniel se acercó a mí, me ofreció agua, la acepté y lo vi irse a la cocina a traerla.
En ese instante tuve un insight poderoso. Me cayó el veinte de que estaba ahí en ese momento, con mi esposo, en mi casa, bajo un techo, con abrigo, con entretenimiento y comida disponible. Me di cuenta que todo lo que necesito ya lo tengo. Y como arte de magia, la ansiedad que me rodeaba antes de ver la película por haber compartido y discutido nuestras preocupaciones, se disipó.
Cuantas veces nos afanamos por lo que nos hace falta y lo que va a pasar; ese futuro incierto del cual tenemos cero control. O por lo que ya pasó. Por esas decisiones que pudieron haber sido diferentes. Por los famosos what ifs.
Cuando en realidad todo lo que necesitamos ya lo tenemos.
Tomar consciencia del aquí y ahora, sin juzgar, es sumamente terapéutico.
Te invito a que lo hagas. Haz un escaneo rápido de donde estas en este momento, de lo que podés apreciar, de lo que tenés; sin categorizarlo como bueno o malo, simplemente como es.
Te sorprenderá encontrar cuan abundante estás siendo en estos momentos sin darte cuenta.
Es imposible sentir gratitud y miedo al mismo tiempo ya que son áreas de nuestro cerebro que no pueden estar activas al mismo tiempo. Así que haz la prueba y cuéntame que tal.
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P.D. ¡Feliz navidad! Espero que pases una fiesta tranquila, escuchándote y dándote lo que realmente necesitas en esos momentos. Gracias por acompañarme un año más.
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